Ponga una rana en un recipiente con agua y comience a calentar el agua. A medida que aumenta la temperatura, la rana ajusta su temperatura corporal en consecuencia. Justo cuando el agua está al alcanzar el punto de ebullición la rana no puede ajustar más su temperatura corporal y en ese momento la rana decide saltar, pero no puede hacerlo porque ha perdido todas sus fuerzas ajustando la temperatura corporal. Pronto muere.
¿ Qué mató a la Rana?
Muchos dirán: el Agua hirviendo.
La verdad fue la incapacidad de no decidir cuando saltar.
Todos nos tenemos que ajustar a la gente, a las situaciones; pero tenemos que estar seguros cuando ajustar y cuando seguir adelante.
Decidir cuando saltar cuando tenemos fuerzas.
Para ver hasta que punto es tóxico un problema en el que estamos inmersos, hay que salirse de él, verlo desde otra perspectiva, pues estando dentro nos podemos acomodar peligrosamente…