Cuando una mujer toma la decisión de abandonar el sufrimiento, la mentira y la sumisión, cuando dice desde el fondo de su corazón: Basta, hasta aquí he llegado. Ni mil ejércitos de ego, ni todas las trampas de la ilusión podrán detenerla en la búsqueda de su propia verdad.
Ahí se rompen todas las posibles máscaras que haya usado y comienza el proceso de sanación, donde la espera su verdadero ser.