Abraza el dolor que hay en ti, porque detrás de él hay un niño lastimado.
Abraza el desgano, la apatía, la falta de sentido porque detrás de todo esto hay un niño padeciendo ser quien no es.
Abraza al solitario que hay en ti, porque detrás de él hay un niño excluido y discriminado.
Abraza la ira y el enojo que hay en ti, porque detrás de ella hay un niño abandonado.
Abraza al agradador eterno que hay en ti, porque detrás de él hay un niño rechazado.
Abraza la exigencia que hay en ti, porque detrás de ella hay un niño que no ha sentido el amor.
Abraza la soberbia que hay en ti, porque detrás de ella hay un niño no querido.