Un hombre maduro te va a amar de pie hasta la última estría y arruga que vaya apareciendo en tu cuerpo. Jamás sentirá pena por tu estatura o por tus defectos y nunca te juzgará por nada.
Un hombre de verdad te querrá todos los días, incluso en aquellos días del mes en los que ni tú misma te aguantas.
Ese hombre de verdad va a creer en tu libertad, amará tus ocurrencias, tus metas, ambiciones, y cada detalle que hace “perfecta” a una mujer.
Nunca querrá cambiar nada de ti, te escuchará, te ayudará a crecer, te animará a que tengas sed de ser mejor que ayer. Porque un hombre maduro no cambia, un hombre maduro ayuda a crecer y evolucionar.
Un hombre maduro te da alas, no te las corta, te da la mano cuando estás en el suelo, el hombro para que llores cuando ya no aguantes más, sus brazos cuando no te sientes segura, su calor cuando sientas frío, un beso para que sigas teniendo confianza. Un hombre maduro te va a amar de pies a cabeza hasta la última estría y arruga que vaya apareciendo en tu cuerpo. Jamás sentirá pena ni inseguridad por nada.
De por ahí…. Y no te creas nada.