¿Sabías que lo que no es nombrado no existe para la conciencia?
Lo que no se nombra, no puede pasar a la conciencia, y lo que no pasa a la conciencia, no puede ser sanado.
Por eso es extremadamente importante, que hables, que cuentes, que narres, que relates todo aquello que sucedió.
Hay que nombrar el desamparo, el dolor, la soledad, la injusticia, la tristeza.
De la misma manera también hay que nombrar la risa, el entusiasmo, la empatía, la comprensión, el acompañamiento, la mano amiga.
Porque cuando entramos en un proceso de sanación, de crecimiento interior nos centramos en todo lo que nos hizo sufrir, y dejamos en un
segundo plano todo aquello que nos hizo ser felices.
Recordar lo negativo te conecta con la verdad, y recordar lo positivo también.
De por ahí…